Estrecho entre las pendientes de las colinas y el convento franciscano de la SS. Annunziata del Guastato, el palacio edificado a partir del 1618 para Giovanni Agostino Balbi por el arquitecto Bartolomeo Bianco, marco una nueva lectura de las tipologías arquitectónicas monumentales ya metidas en obra cincuenta años antes en la Strada Nuova.

Queda en propiedad de los Balbi hasta el 1709, el palacio pasa luego a Marcello Durazzo, marqués de Gabiano, a los Durazzo Pallavicini, a los Negrotto Canbiasso y, finalmente, a los Cattaneo Adorno, que lo tienen todavía hoy.

De gran interés la composición planimetría del edificio. Organizada entorno a una doble “U”, solución que permite de adaptar los espacios a la fuerte pendiente, desarrollada en alas de galerías, jardines colgantes y otras galerías. Rico en ambientes internos de frescos del setecientos, el palacio presenta aun hoy una preciada colección de pinturas, que comprenden telas de Tiziano, Tintoretto, Carracci, Reni, Guercino, Rubens y Van Dyck.