Confeugo
La ceremonia del Confeugo retoma una antigua tradición de la República de Génova, documentada ya en el siglo XIV (aunque probablemente sea más antigua).
En ocasión de la Navidad, y del inicio del nuevo año, el pueblo rendía un homenaje de buenos augurios a las máximas autoridades de la República presentando un tronco de laurel decorado con cintas blancas y rosas; como representación de la población. La donación representaba a la población y era ofrecida por el Abate del Popolo (Abad del pueblo) (tradicionalmente el representante de la Val Bisagno) al Doge. El tronco posteriormente era quemado, siempre para llamar a la buena fortuna: y los representantes intentaban llevar a casa un carboncillo como amuleto.
La ceremonia ha sufrido interrupciones y represas, hasta ser eliminada a finales del siglo XVIII.
La tradición fue reprendida en 1923 por “A Compagna”, asociación nacida aquel año como tutela y conservación de la cultura y de las tradiciones Genovesas. Desde entonces es el presidente de la Compañía personificando el Abate del Popolo, llevando el tradicional tronco al Alcalde.
Ambas personalidades se encuentran ante Palazzo Ducale,después que una corte de figurantes con trajes y banderas acompañan al Abad desde via San Vincenzo hasta Piazza Matteotti. El Abad saluda al Alcalde con la histórica formula “Ben trovòu messe ro Duxe” (Bien reencontrado Messer Doge), recibiendo como respuesta “Benvegnou messe l’Abbou” (Bienvenido Messer Abad); y le ofrece el tradicional “Confeugo” que se enciende casi al mismo momento. En ese momento, desde las alturas, las campanas repican el “Campanon do Paxo” (la campana del Palazzo Ducale, colocada sobre la Torre Grimaldina). El laurel arde en un sugestivo contexto coreográfico.
La ceremonia es también la ocasión, para que el alcalde y el Abad reflexionen sobre el “estado de la nación” y sobre la perspectiva de la ciudad.