Uno de los lugares más escondidos, sugestivos y fascinantes de Génova, apartado y silencioso, circundado de casas altas, estrechas y variopintas. Un ángulo íntimo y recogido, donde el tiempo parece haber sido detenido.

Antes que las casas coloradas hicieran su aparición, el área era usada, ya a partir del 1039, para sepultar los prisioneros extranjeros.

Se dice que en el 1284, después de la Batalla de la Meloria contra Pisa, aquí fueron colocados miles de cuerpos de marineros pisanos capturados y solo desde el 1500 fue concedida la autorización para la construcción de las casas variopintas que admiramos hoy.

Artístico y significativo el risseu, típico mosaico de piezas blancas y negras, que pavimenta la plaza.