Génova es una acogedora ciudad que florece todo el año. Un clima temperado y una posición privilegiada entre el mar y los Apeninos favorecen el desarrollo de una flora rica y diversificada, de la Maquia mediterránea de la costa a los espléndidos jardines municipales, a los bosques de robles y hayas de las cimas de las montañas.
En los parques y zonas de descanso, olivos y vides conviven espléndidamente con flores y hierbas aromáticas; entre los más célebres es necesario citar al basilico, que caracteriza exquisitas especialidades gastronómicas locales de notoriedad universal (el “pesto”).
En el centro de la ciudad, los parques públicos ,organizados escenográficamente, ocupan 82.000 m2.
Sobre la costa abierta al mar, así como sobre las colinas y valles internos, otros parques públicos – antiguamente parte de las “residenze di villa” (villas residenciales ) – invitan a entender la fascinación de una romántica y florida Génova.
Entre las áreas de montaña (el 35% como parque) contiguo a las zonas urbanizadas, decididamente notable y el parque delle Mura (87.600 m2),el cual ofrece múltiples y sugestivas posibilidades para hacer excursiones.